La vida después de la prostitución

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El oficio de prostituta es casi tan antiguo como nuestra propia especie. De hecho, muchos lo llaman el trabajo más antiguo del mundo, aunque es evidente que esto es una exageración. ¿Quién fue la primera mujer en darse cuenta de que podía ofrecer favores sexuales a cambio de dinero, u otra contraprestación? El poder del sexo ha sido siempre evidente, por lo que seguramente no tardarían mucho en entender que su cuerpo era una buena moneda de cambio. Algo que hoy muchos ven como deshonroso, incluso las propias chicas que ejercen, imbuidas por el pensamiento de la sociedad, pero también por su propia experiencia. Siglos después, las mujeres siguen ejerciendo la prostitución, de manera obligada o por pura necesidad, aunque también por placer, que haberlas hailas. Las cosas están cambiando en este oficio desde que Internet permitió que las chicas fueran un poco más independientes y pudieran encontrar a los clientes por su cuenta. Se liberaron un poco de los proxenetas y los prostíbulos, para poder hacer la vida por su cuenta.

Esto también ha llevado a muchas a replantearse su situación. No podemos ser tan ingenuos de pensar que cualquier servicio que realizan las escorts es puro vicio y deseo, una experiencia sexual increíble. Las propias prostitutas afirman que hay de todo, y que a veces, con suerte, te tocan un par de clientes buenos cada noche. Pero también están los que se sobrepasan con ellas y no saben ser ni educados ni caballerosos. Consideran que las putas tienen que hacer lo que ellos digan, sin respetarlas siquiera, y eso les convierte en indeseables. Ellas son las que tienen que aguantar, en su mayoría, por la pura necesidad de ganar dinero. Si trabajan por su cuenta y son capaces de crearse una agenda de clientes fieles, suelen elegir a los que mejor las tratan, para vivir más plácidamente y sin sobresaltos. Si continuasen con los clientes maleducados, muchas no aguantarían demasiado. Y eso es lo que lleva a tantas a intentar dejar la prostitución, aun sin tener una alternativa laboral viable. Porque se gana mucho dinero aquí, pero el trabajo a veces es demasiado para ellas.

Un oficio que marca demasiado

Hay que reconocer que, a pesar del aperturismo sexual que estamos viviendo en nuestros tiempos, la prostitución sigue siendo un tema bastante delicado. Al menos ya se está empezando a debatir sobre ella, sobre su regularización y su legalidad, aunque muchos todavía quieren prohibirla. Esta opción, que puede llegar a ser entendible, choca con una realidad que nos ha demostrado que, por más que se la persiga, la prostitución se va a seguir desarrollando. Y es que siempre habrá mujeres que necesiten este tipo de trabajos para salir adelante, y hombres dispuestos a pagar por esos servicios. Es un oficio que efectivamente marca muchísimo, y se convierte en todo un estigma para aquellas que lo llevan a cabo. Socialmente, de hecho, está muy  mal visto, y la mayoría de prostitutas ocultan lo que hacen.

Cuando llega la hora de plantearse una retirada, ya sea porque el tiempo de esplendor ha pasado, o porque la chica quiere buscar otra alternativa laboral, la situación es compleja. Si ya cuesta encontrar un trabajo estable para cualquier persona que ha tenido cierta experiencia en el sector, para una mujer que viene de la prostitución es casi imposible. De hecho, estas amantes deben mentir en la mayoría de ocasiones para que su pasado quede oculte. Porque de sacar a la luz el que ha sido su oficio hasta ese momento, la mayoría de empresas seguramente no las contrataría. Es algo muy injusto, pero es una realidad tan cruel como cierta. De hecho, muchas chicas intentan ocultar también su pasado para dejarlo atrás del todo, y quedar al margen de proposiciones que pueden surgir si se sabe que trabajaron en la prostitución. Si ya hay mujeres que sufren acoso sexual en una empresa, solo hay que imaginar lo que puedo sentir una chica que trata de dejar atrás el trabajo sexual mientras sus compañeros la miran o incluso le hacen proposiciones sobre ello.

Mujeres que tratan de cambiar su vida

La vida de una prostituta no suele ser sencilla. Es un negocio donde hay de todo, claro está, como en la mayoría de trabajos al fin y al cabo. Habrá profesionales VIP que ganen mucho dinero y vivan de escándalo, pero la mayoría son chicas que solo intentan sobrevivir. Ganar un poco de dinero y poder salir adelante en una sociedad que las margina por el hecho de vender su cuerpo. Esa presión, unida a la propia experiencia de la prostitución, hace que muchas de ellas decidan cambiar de rumbo en cuanto tienen ocasión. Las que están en burdeles salen de allí y buscan una alternativa para vivir por su cuenta. Las que ya son independientes intentan encontrar un trabajo estable con el que poder mantener ese nivel de vida. Y tal y como están las cosas, esto no es precisamente sencillo.

La carga de haber sido prostituta suele ser demasiado pesada en muchos casos, y las chicas incluso terminan volviendo al trabajo del que se marcharon. Cuando una mujer se involucra en este negocio está tomando una decisión arriesgada, en el sentido de que quedará marcada de por vida, y no le resultará difícil salir de ahí. La que ha sido prostituta seguirá siéndolo toda la vida a ojos de la sociedad, o al menos de una parte importante de ella. Solo hay que recordar los casos de aquellas concursantes de un famoso reality show televisivo. Cuando se descubrió que habían ejercido como prostitutas, salieron del programa y tuvieron que dar explicaciones. Se las juzgó y señaló sin tener en cuenta sus nuevos empleos y su nueva vida. Eran otros tiempos, pero es cierto que eso se sigue dando todavía en muchas ocasiones.

Cómo encontrar ayuda

Las prostitutas están totalmente marginadas del sistema, y su trabajo, por desgracia, todavía es ilegal o alegal en la mayoría de países del mundo. Esto les impide tener acceso, por ejemplo,  seguros médicos, beneficios por bajas o incluso al propio paro. Para las autoridades es como si su trabajo no existiera. Por eso, a la hora de cambiar de vida, todo resulta tan complicado y arriesgado. Tanto que muchas se lo piensan dos veces a la hora de dejar de ser prostitutas, sabiendo lo que puede pasar. Porque además, una sensación bastante común entre estas profesionales es notar que están muy solas. Es un trabajo muy individualista, muy competitivo, y ni siquiera entre propias compañeras hay en ocasiones esa sororidad imprescindible para sobrevivir.

Sin embargo, cada vez hay más asociaciones que están ayudando de manera total a las prostitutas que deciden dejar el trabajo y cambiar de vida. Estas asociaciones están dirigidas muchas veces por educadores sociales, trabajadores sociales o psicólogos. En ellas se ayuda a las chicas a dejar la calle, a buscar una alternativa para cambiar de vida y disfrutar de su propio destino, tomar las riendas de lo que les ocurre. Muchas incluso encuentran aquí un alojamiento y una pequeña ayuda económica en esos duros primeros días después de tomar la decisión de dejarlo. La ayuda existe, y está al servicio de cualquier chica, venga de donde venga, porque ahí no se las va a juzgar de ninguna manera.